domingo, 7 de marzo de 2010

Tumbando el conejo

Amanecí con algo en la cabeza. Algo maquinaban mis pobres, y posiblemente pocas, neuronas. Ayer me acosté viendo a la luna. Se veía por la ventana del cuarto. Una luz blanca, acá chingona y bien transparente. Apague la luz del patio para poder verla mejor. Sin embargo, vi como algo se metía entre la luz de la luna y yo. Era como cuando en el foco sobrevuela una palomilla. Así se veía. Me levante de la cama y salí al patio. Estuve un rato parado y nada. Me metí a la casa y me acosté. A los minutos, nuevamente se veía la sombra. Volví a salir y nada. Ocurrió lo mismo 6 veces más, lo peor es que fue en menos de 20 minutos y el reloj me decía “no mames buey, ya son más de las 12 de la media noche y mañana tienes que madrugar”. Tuve que cerrar la persiana y prender la luz del patio para poder dormir, aunque no lo logré pues me gusta dormir con la luna.

Amanecí entonces maquinando algo. Pensando que pudo ser una palomilla. Así que compraría raid y unos raidiolitos para echar y así no ser molestado y arrullarme. Pero, ¿y si era una bruja? ¿un ovni? ¿el hada de los dientes? ¿Peter Pan con Campanita que vienen a llevarme a que le ponga en su madre a Garfio? Nel, mejor no echo nada, pero y ¿si sigue esta noche?, pues ahora si iba a quedarme fuera hasta que viera qué pedo.

Dieron las 11 de la noche y me fui a echar a la cama para jetearme. Me puse la pijama, para así salir más pronto, nunca la uso, solamente para levantarme, pero esta vez si la usaría. Me puse una sudadera, y mis pantuflas de Mauricio Garcés, unas acá chingonas de pana negra. Apagué la luz del patio y abrí la persiana. No pasaron más de 5 minutos cuando de nuevo, ahí estaba una sombra revoloteando entre la luna y yo. Salí en madriza y alcance a ver que era el pinche conejo de la luna el que se movía y hacía sombra. Me le quedé viendo y el cabrón casi me dice al puro estilo Bugs “qué pasa viejo” y se echó a correr sobre la luna. Ahí estaba el cabrón dando vueltas nomas, pero sus vueltas en la luna a mi no me dejaban dormir, no dejaban que la lunita me echara su bendición, me contara el cuento de siempre que no me aburre y que me aventara, antes de irse. las sabanas, cuidando cubrir mi cuello por aquello de los vampiros. No, no dejaba que hiciera eso.

Ahí estuve un rato viendo al conejo, viendo como el cabrón levantaba polvo al correr y dejaba mugrosa a la luna. Le ensuciaba su traje de enfermera. Veía como escarbaba y salía por otro lado sin tapar el hoyo que había hecho. Sentí que a la luna eso la encabronaba, como a mí, y que no podía hacer nada porque no es tan mal pedo. Aguanta vara siempre. Es medio bueya, como yo, por eso me cae a toda madre. Me encabrone de ver al conejo haciendo su desmadre. Entre a la casa y no sé de donde, tal vez estaba ya dormido, saque una escopeta de Elmer, pero la mía con mira láser y ¡madres! Directo a la luna y nomás vi como el pinche conejo caía. Se dio un santo madrazo al caer, pero la luna quedó liberada. Volteo y me dijo “eso es todo pinche Ariel, buen pedo buey, buen pedo”. Me metía a la casa y todo como siempre. La luna dura más tiempo fuera de la casa. Cuida que me duerma y que el cuello no se me destape. Le quedó la cicatriz del desmadre que hacia el pinche conejo. Pero solamente cicatriz. Sin embargo, para que no se viera tan mal, agarre al conejo, lo lleve a disecar y se lo avente a la luna, ahí se lo acomode nuevamente para que la raza no se asustara al no ver nada de conejo. Piche raza paranoica pues, capaz y dicen que el fin del mundo ya está cerca. Ahí lo tiene, pero el buey está muerto, nomas le sirve de make up y para no asustar a la raza. Pinche conejo cabrón, ya no podrás hacer nada. Ya no te la comerás hasta desparecerla para después dejarla crecer y volvértela a chingar. Nel loco, ya no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Ariadna dijo...

ta suave, hoy he decidido que este cuento lo contaré a mi sobrino cuando me pregunte sobre la luna.

besitos bizcocho